UC - Críticas
| País: USA. Año: 2014. Duración: 113 min. Género: Thriller.
Dirección y guion: Dan Gilroy. Producción: Jennifer Fox, Tony Gilroy, Jake Gyllenhaal, David Lancaster y Michel Litvak. Música: James Newton Howard. Fotografía: Robert Elswit. Distribuidora: Filmax.
Estreno en España: 30 Enero 2015. Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años. |
Interpretación: Jake Gyllenhaal (Louis Bloom), Rene Russo (Nina Romina), Bill Paxton (Joe), Riz Ahmed (Rick). |
EL SICARIO OSCURO DE LAS NOTICIAS
Crítica oscurantista con aroma a cine underground sobre los entresijos de la televisión más amarillista americana, ‘Nightcrawler’ se posiciona como un título imprescindible de esos que acaban siendo olvidados por el público pero que, años después, es recuperado como película de culto maldita. Jake Gyllenhaal (casi irreconocible y transmutado completamente) aguanta prácticamente todo el peso de esta especie de “libro negro del anarquista emprendedor’ cuya mayor arma es un discurso apabullante sobre el éxito a toda costa.
SINOPSIS: Louis Bloom (Jake Gyllenhaal) es un fracasado pero con una inusual mente para los negocios que malvive en Los Ángeles. Hasta que un día presencia un accidente de tráfico y descubre el mundo de los nightcrawlers, videocámaras merodeadores de noticias sensacionalistas que venden sus imágenes truculentas a la emisora que pague el mejor precio.
‘Nightcrawler’ es uno de esos títulos malsanos y fascinantes que aspiran a hacerse un hueco en el cine de los clásicos malditos. También es verdad que lo pide a gritos: su tendenciosa amoralidad y apología precisa de la mala praxis periodística son sus mejores armas para configurar un paisaje oscurantista y pendenciero llevando al paroxismo la figura del antihéroe, en este caso transfigurado en un perdedor con olfato para los negocios que, para lograr sus objetivos, será tan implacable como un villano de cómic.
Con una narración taciturna, pero con un desarrollo abrumador, ‘Nightcrawler’ no se permite fáciles empatías con su protagonista, pero sí consigue anclar al espectador a su caída a los infiernos, o brutal ascenso (según se mire). Y es que su fascinante doble moral sobre la ética periodística se aprecia incluso en su tono y forma; si bien es cierto que tanto esfuerzo por mantenerse a la sombra de otros clásicos underground destructivistas como ‘Taxi Driver’ (Martin Scorsese, 1976) hace que al final el abismo le devuelva la mirada con sorna a este título tan anacrónico y le impida saltar al vacío de la inmortalidad cinematográfica... al menos de inmediato.
